La Tolerancia como Principio Tectónico en la Arquitectura Contemporánea
- NATALIA I RIVERA-COLLAZO
- May 20
- 2 min read
Según se plantea en el texto “A Matter of Tolerance” de Genevieve Baudoin, existe una relación clara entre la autonomía del diseño arquitectónico y la permanencia que le otorga la tolerancia a través de su estructura. Es decir, el conjunto pierde validez si no está acompañado por sus respectivas partes; por lo tanto, es la tolerancia estructural la que convierte las concepciones en realidades funcionales. La definición de “tolerancia” en este contexto nos permite comprender cómo se ensambla una estructura, revelando a su vez la tectónica involucrada en su diseño.
No obstante, el texto subraya que no existe una manera perfecta de ensamblar dichas partes, por lo que recae en el conocimiento del arquitecto y del manufacturador interpretar y dominar el lenguaje constructivo. Debido a esto, siempre existirá un cierto nivel de experimentación tectónica en el diseño, de forma similar a un rompecabezas con múltiples maneras de ser armado. El detalle constructivo no tiene una única forma estandarizada de ensamblaje; por ello, el arquitecto debe ejercer control y atención en la fabricación e instalación para alcanzar los niveles de tolerancia deseados en la edificación.
Así, cuando el arquitecto logra un mayor control de calidad en el solape o montaje de materiales, se produce un juego más armonioso con la materialidad de las partes. El texto también plantea que existen herramientas tecnológicas, como los programas BIM, que permiten diseñar con mayor precisión los detalles sin depender constantemente de la consulta con manufacturadores o contratistas.
Esta manipulación del medio se evidencia, por ejemplo, al comparar el ensamblaje de un revestimiento (“cladding”) estándar con uno diseñado para un edificio de Frank Gehry. El detalle constructivo funciona como un medio de interpretación del material, posibilitando distintas aproximaciones a la tolerancia. Aunque el prototipo se mantenga igual en cuanto a sus partes, el lenguaje formal puede cambiar radicalmente. Cada arquitecto, desde su formación y experiencia, interpreta la tolerancia y el ensamblaje de manera distinta.
Por ejemplo, el Museo Guggenheim de Bilbao, diseñado por Frank Gehry, se caracteriza por sus pliegues curvilíneos recubiertos con placas de titanio que reflejan la luz. En contraste, el edificio Kursaal en San Sebastián, diseñado por Rafael Moneo, utiliza pieles translúcidas que irradian luz. Aunque sus formas son disímiles —curva y ortogonal—, sus estructuras internas comparten elementos comunes como andamiajes, paneles y placas metálicas. No obstante, gracias al desarrollo de nuevas tecnologías constructivas, se ha logrado una manipulación más precisa del detalle, permitiendo una mayor atención a la tolerancia como principio tectónico esencial.
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