Espacios: escenarios de la vida y las personas
- NATALIA I RIVERA-COLLAZO
- Aug 20, 2021
- 3 min read
Updated: Sep 29, 2021

Vivimos en un espacio. Nos movemos por los espacios. Nos mueven los espacios. Sin duda tenemos una relación muy evidente con los lugares que habitamos, tanto así que al igual que tenemos el poder de crear y modificar espacios, los espacios en que vivimos tienen el poder de provocar y dictar nuestra forma de vivir. Quiérase decir que a la vez que el humano afecta un espacio, el espacio va a tener un efecto en la vida de él. En la película Baraka estos espacios son protagonista, espacios que provocan, tienen un propósito y tienen la vida como uno de sus componentes. De este modo la película lleva a una reflexión sobre la relación entre los espacios y la vida.

Es cierto que el ser humano puede transformar un espacio, generando entonces lugares que se rigen por la necesidad humana, espacios que permanecerán para siempre en un cambio constante. Los objetos, los humanos y la cultura pasan a formar parte de este espacio siendo entonces componentes importantísimos del mismo. Cada persona tiene su efecto en él en el momento en el que se integra y comienza a formar parte de ese espacio y en lo que le quita o añade a este. Incluso el humano puede llegar a formar parte o, como en muchos rituales indígenas impresionantes, ser la parte más importante de la estética de un espacio. Seguramente estamos acostumbrados a cómo nuestra cultura utiliza el espacio. Hemos visto oficinas, bancos, inmensos edificios de viviendas, pero no hemos sido los únicos que nos hemos preguntado ¿en qué se puede convertir este espacio? ¿Cómo otras culturas habrán respondido a la pregunta: ¿qué hacemos para poder vivir en este espacio? Hay infinitas respuestas distintas a esa pregunta y en cada una de ellas quedan plasmadas las sociedades y las culturas en su forma de transformar y utilizar el espacio.

No cabía duda de el poder que tienen las personas sobre los espacios, sin embargo hablar del poder que ejercen estos en nosotros y en nuestras vidas es algo que quizá no le hayamos prestado particular atención, a pesar de que todo el tiempo estamos de cierto modo controlados por un espacio. Para fijarnos en este planteamiento podríamos hacernos una pregunta muy similar a las que nos hemos hecho: ¿cómo vivimos en este espacio?. Todo lo que hacemos tiene un espacio: dormimos en un dormitorio, comemos en un comedor. El espacio toma la rienda y rige el trabajo, rige la vida cotidiana, la cultura, y en muchos casos la espiritualidad. Tanto es el poder de los espacios que son estos quienes nos mueven, quienes nos llevan del trabajo a la casa, de la entrada a la salida. Más allá de guiar nuestro día a día los espacios han de provocar. Provocan sentimientos, nos hacen sentir seguros, nos hacen sentir libres cuando podemos ver más allá de donde estamos parados. Hay incluso espacios sagrados que tienen el poder de conectar al ser humano con su espiritualidad y espacios que guardan historias que nos transmiten un sentimiento, como por ejemplo los campos de concentración, que habitarlos provoca tristeza y decepción. Un espacio es capaz de dictar cómo nos movemos, cómo nos sentimos y mas allá de esto el habitar un espacio podría tener repercusiones de salud en las personas, como por ejemplo el caso de los mineros y el “mal de mina”, afectando así otro aspecto importante de la vida del ser humano.
De esta forma reafirmamos la íntima relación entre la vida y los espacios. Relación que es expuesta durante la totalidad de la película Baraka. Comprendemos que la relación entre la vida y el espacio es recíproca, de modo que una afecta a la otra y viceversa. El ser humano crea y transforma los espacios mientras los espacios provocan en nosotros emociones y guían nuestro estilo de vida. En otras palabras “Es el espacio y la arquitectura el escenario para la vida y las personas”, como dice el arquitecto Frank Gehry.
Referencias:
Baraka (1993) film by Ron Fricke
Frank Gehry Teaches Design and Architecture Introductory Master Class
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